Construida mi casa de metales y ramas
se asienta sobre mi cabeza un techo de amianto
único vecino de un silente apiario
este es el hogar de un ave sin alas.
Como último regalo, mis queridas vecinas
dejaron un agujero en aquel techo de amianto
por donde entra un rayo de sol diario
y así vuelo sin alas o turbinas.
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